Película dirigida por James McTeigue (Ninja assasin, asistente de dirección en Matrix y en Star Wars: El ataque de los clones) y protagonizada por Hugo Weaving (El señor de los anillos, Matrix, Babe el cerdito valiente), Natalie Portman (Star Wars, Mars Attack, Zoolander, Thor), Stephen Fry (Un pez llamado Wanda, Gosford Park, La Guía del Autostopista galáctico, Bones, Pocoyó, Sherlock Holmes II), John Hurt (Alien, el octavo pasajero, Harry Potter y la piedra filosofal, Crimen y castigo, Valiant, Los crímenes de Oxford) y Stephen Rea (El mosquetero, Entrevista con el vampiro); adaptación del cómic homónimo de Alan Moore y David Lloyd, realizada en el 2006, con una duración aproximada de 136 minutos.
La historia nos sitúa en un futuro distópico, en Londres, cuando Inglaterra se rige por un totalitarismo instaurado tras los ataques bacteriológicos, en el que el estrato mayoritario de la sociedad vive con relativa normalidad, pese a la represión, manifiesta en el toque de queda con el que empiezan los acontecimientos. Evey es una joven que sale después del toque, topándose con una patrulla de policía, cuyos abusivos miembros intentan forzarla. En ese momento, aparece un hombre enmascarado que se hace llamar V, quien rescata a la muchacha. A partir de este momento, por caminos diferentes en un medio y en otro, V y Evey desafiarán al sistema para devolver la libertad al pueblo inglés.
El cómic narra una historia moralmente durísima, con una gran carga de reflexión política y social, una historia que Moore desarrolla con maestría y fluidez, acompañado por los magníficos lápices de David Lloyd. La película, por contra, es una historia bastante más "light". Se ve obligada a alterar los hechos para adaptarlos a los mecanismos cinematográficos, que en algunos momentos llegan a trastocar por completo la esencia de lo que Moore quiso transmitir. Como adaptación, es bastante mala. Como película, normal, una buena cinta capaz de hacer unos números aceptables, que pasa sin pena ni gloria y que es poco probable que trascienda más allá por méritos propios.
Me encantó la película, y me fascinó el cómic, al que reconozco muy superior, y entiendo perfectamente que Alan Moore no quisiera relacionarse con la producción. Me parece que es una de esas películas que tienen un gran valor a nivel cultural (o subcultural, según se mire), puesto que permite e incita el descubrimiento del cómic, que posiblemente a mucha gente le pasase desapercibido antes. El mayor aporte de la cinta, al margen de esto, es, en mi opinión personal, las grandes escenas del principio y del final, que en papel, pese a ser también sublimes, sufren las limitaciones del medio, y que en movimiento, con efectos especiales y acompañamiento musical, llegan a su máximo esplendor.
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