Aviso de spoilers.

AVISO DE SPOILERS: No me gusta desvelar el final ni las claves de las películas, por lo general. Procuro hacer las reseñas con cuidado, pero es inevitable a veces tener que "destripar" algún aspecto de algún argumento. Sirva esto de aviso, bajo vuestra propia responsabilidad.

martes, 12 de julio de 2011

OTAKUART 2011


Los días 8, 9 y 10 de julio se han celebrado, por séptima vez, las jornadas de manga y anime Otakuart, en el Instituto Río Turia, organizadas por Studio Kat y por la Casa de Juventud de Quart de Poblet. Aunque no pudimos estar los tres días, sí que hemos disfrutado de buena parte de los eventos.


Salimos para Valencia el viernes a medio día, y ya desde el primer momento quedó claro que iba a ser un viaje memorable. Comprados los billetes por internet, resulta que solo se imprimió uno de los dos, y cinco minutos antes de que el bus saliera, estábamos correteando por la estación de un lado a otro, para conseguir una copia del segundo billete y poder viajar las dos. Tuvimos suerte, eso sí, de que el viaje fuese directo, sin parar en Teruel (como suele ser habitual), y llegamos antes de lo previsto, a las siete ya estábamos buscando la estación de metro. Mi relación con los metros es de amor/odio, y el de Valencia no iba a ser menos. Para empezar, sacar los billetes ya fue una pelea, y terminamos sacando los que no eran (de Zona A, cuando necesitábamos unos de Zona A-B, pero oye, eso que nos ahorramos). Por los túneles lo pasé igual de mal que siempre, soy un poquito claustrofóbica y me crea mucho agobio, pero llegamos a la estación de destino, sin más problemas, aunque una vez allí, tuvimos un momento de miedo, ya que no podíamos salir de la estación, las puertas no se abrían, teníamos que pedir ayuda, y no llevabamos los billetes adecuados, con lo que nos podían multar... Finalmente, nos lo solucionaron por interfono, y nos libramos. Encontramos el instituto sin demasiados problemas, y al entrar, el stand de información podía definirse con una palabra: caos. Nuestro correo de confirmación de pago, plazas y fotografías no había llegado, y nos tuvieron que hacer las acreditaciones en el momento, junto con otro montón de gente en circunstancias parecidas, junto a las tripulaciones que recogían sus puntos, y acampados con acreditaciones que trataban de recuperar sus cosas del guardarropa para instalarse en la zona de acampada. Aquello era tan caótico que al final un miembro de la organización (al que estoy enormemente agradecida) tuvo el detalle de guiarnos hasta el gimnasio. Entramos, encontramos una parcela, y nos dijeron que podíamos acampar fuera si recogíamos pronto por la mañana, así que salimos de aquel horrible horno. La tienda, una de estas que "se montan solas" "en dos segundos", sí, esas que en el anuncio casi parece peligroso mantenerse cerca cuando las abres, decidió que esa no era su vocación, la sacamos y se quedó plegada, tuvimos que abrirla manualmente. Metimos las cosas, y fuimos por algo de comer. Encontrar el Mercadona sí que fue una odisea, y eso que estaba en la calle de al lado. A la vuelta, hinchamos las colchonetas. Yo tuve mucha suerte, la mía apareció pinchada, así que me tocó dormir en el suelo. Je, dormir. Estábamos agotadas, así que cerramos pronto la tienda. Pero la gente tenía ganas de marcha, y pasaron toda la noche hablando. Incluso un grupo nos despertó, nos abrió la tienda, y nos hicieron salir, para nada. Les echaron la bronca pronto, pero justo después de molestarnos a nosotras, así que como si nada. También recuerdo que cuando estaba a punto de dormirme, dieron las luces del recinto (el único momento en el que las dieron en todo el fin de semana). Entre los avatares de la noche, chillidos y alaridos que invitaban a pensar que dentro del pabellón se estaba llevando a cabo la matanza de Texas, dormir en el suelo, la luz del amanecer, y que a las seis de la mañana ya había gente depierta, hablando y armando jaleo, fue imposible dormir ni descansar tan apenas (aunque eso no me impidió tener un disparatado sueño que mezclaba realidad y ficción, y que, lo siento por los curiosos, pero me guardo para mí).


Pues eso, que el sábado nos levantamos tempranísimo, nos arreglamos, recogimos las cosas en el gimnasio, y salimos a desayunar a una terracita, cogiendo fuerzas para aprovechar el día. Lo primero que hicimos fue el recorrido de rigor por los stands, arriba y abajo, así como las primeras compras. A continuación fuimos al escenario, que es el espacio al que más atención le hemos prestado, en gran parte por su comodidad (asientos cómodos, sombra, espectáculo...). Lo primero que vimos fue el Password, con concursantes que no conocían cosas como Megaupload, y otros que averiguaban Redtube a la primera. Después hicimos otras compras, perdiendonos parte del KATraoke, aunque por suerte PortalManga ha hecho un bonito vídeo resumen del sábado en el que escuchamos la parte que nos perdimos. Tras los participantes, algunos miembros del staff cantaron una canción que destroza todos los límites de la ética, la moral y el buen gusto, que nos dejaron en estado de shock, y que Pedro Kat se encargó de suavizar cantando una oda al porno, la canción de Playdoh, y Dragonas Macizorras (que ha pasado directamente a convertirse en una de mis canciones de coña más favoritas del mundo mundial). Ya que estábamos, nos quedamos al concurso de Talento Idol, en el que Conan el Bárbaro (a.k.a. Conan el Tirillas) participó como diva del pop, el Judío no podía competir contra dos tetas, y un miembro del staff que tenía fresas en los pantalones no ganó, pero lo merecía. Aprovechamos después del concurso Idol para comer, la cafetería de Otakuart tenía un menú estupendo, perrito caliente (con o sin menstruación) más bebida por 3 euros; y un menú suicida (con la que estaba cayendo de calor), que consistía en ramen más bebida por 3 euros. Yo me decanté por el perrito, Raquel prefirió el suicidio. Ya por la tarde, vimos el concurso de cosplay veraniego (poca gente, y como el 70% de participantes, de One Piece), del que hay poco que reseñar, victoria muy merecida para un grupo que, aunque iba de One Piece, hizo una divertida performance con una adaptación de la canción Mi sueño es, de Enredados. Al concurso de Dance no le prestamos atención, ver gente bailando al borde del colapso no me resulta entretenido en absoluto. Así que estuvimos viendo la batalla campal de softcombat. Lo cierto es que me fastidió un poquito perderme el Humor Amarillo y el Torneo de Quidditch (pese a que no me gusta Harry Potter, gente tratando de hacer deporte sobre escobas tuvo que ser divertido de ver). El día terminó con el Silent Otakuart, inspirado en el programa de televisión de MTV Silent Library, en el que los concursantes sacaban una bolita al azar, y quien tuviera la bola negra, pringaba. No recuerdo todas las pruebas, pero sí unas cuantas: lengua de fuego (beber tabasco), otra de maquillaje facial de yogur (y un rato después, limpiarle la cara al del yogur a lametazos), la ducha negra (con coca cola), comer comida de gato... y para mi gusto la peor, un vasito de agua. En realidad era una infusión. De calcetín sucio de un miembro del público que se ofreciese voluntario con los pies especialmente sudados. Sin embargo, la mejor prueba con diferencia que vimos el sábado estaba fuera de programa, para rellenar y hacer tiempo. Se pidió a un grupo de chicas y a un grupo de chicos como voluntarios. Consistía en que un chico subía al escenario, y una rueda de unas cuarenta chicas le daban guantazos con toda su alma. Increíblemente, subieron muchos chicos (casi tantos como chicas), al primero no le dejaron aguantar más de cuarenta bofetadas, sin embargo, después hubo uno que aguantó hasta cien, se saltaron dientes, sangraron narices, a uno se le despellejó la mejilla, otro acabó con un moratón en toda la mejilla... Los golpes se escuchaban sin micrófono desde la platea. No imaginan uestedes cuánto me pude reir. Al cierre del recinto, repetimos el proceso del día anterior, Mercadona, y sacar el campamento afuera. El sábado sí que se pudo dormir, medianamente bien, aunque en el suelo.


El domingo levantarse costó un poquito más, aunque no demasiado. También recogimos y fuimos a desayunar. Sin embargo se notaba más el cansancio, hasta el punto de que decidimos pasar el día en el escenario. Al volver de desayunar cogimos sitio, y nos enteramos de que esa noche habían robado un bafle. No sería lo único que pasase. Tras un Battle Cosplay brevísimo y tremendamente absurdo, llegó el concurso de karaoke, en teoría individual, pero la primera actuación ya fue de una pareja. La mejor actuación, sin embargo, quedó truncada, un hombre interpretó la canción One Wingerd Angel, de Final Fantasy VII, y que tuvo la mala suerte de quemarse el segundo bafle mientras cantaba. Bueno, también tuvo la mala suerte de que hubo un grupo de personas que no pararon de gritarle y abuchearle, igual que hicieron con una chica disfrazade de Hatsune Miku a la que llegaron a gritar que se muriese de una vez. El vacío sin amplificadores se llenó con un chico que subió a cantar con su guitarra y su armónica, y luego con gran parte del público en el escenario cantando los openings de Digimon, el de Pokemon, Camino Moria... Luego hubo un concurso, ¿Es cola o es mierda?, una cata de refrescos de cola, en la que había que adivinar la marca y variedad (sin cafeína, con limón, light...). Por si eso era muy fácil, hubo algunas mezclas, como la de coca-cola con batido de fresa, que probó además un miembro de staff, dijo que estaba bueno, y hubo palos para probarlo por gente del público (al igual que los había por que les dieran las latas gratis con el sobrante de las catas, sin importar que fueran del Consum, o Pepsi); y la que yo nunca lograré entender: coca cola con paté de jamón, lo probó el mismo miembro de staff de antes, casi echó la pota, y el público... volvió a pegarse para intentar probarlo. En fin. Los de Ruleta Rusa volvieron a aprovechar el escenario (como ya hicieran el día anterior, con el bukkake de leche condensada, buscadlo por Youtube), esta vez para un concurso de Miss Otakuart 2011, en el que estuvo casi a punto de resultar ganador un chico (y si no ganó, puedo asegurar que no fue porque yo no le animase). También por Ruleta Rusa, pero no sé en qué momento, fue el quizz del gorro de beber, en el que mezclaron multitud de líquidos de todos los tipos (incluyendo fluidos corporales, en forma de escupitajos). Y hubo gente que se puso las botas de beber... A la hora de comer, tuvimos la desgracia de que se agotaron los perritos calientes, así que nos vimos obligadas a pedir el menú suicida. Por la tarde, el concurso de cosplay tradicional tuvo actuaciones muy buenas, aunque en mi opinión el premio no fue justo. Destacó de la tarde también la polémica que hubo dentro de la competición de tripulaciones. El Team Putis se alzaba como claro vencedor, aunque, según decían las otras tripulaciones, por medios turbios. Carecían del favor del público, que estaba completamente entregado a Spuderman y los Pegamoides, y a la alianza de tripulaciones que encabezaban (aunque al final dicha alianza no fue permitida). Se sometió a varias pruebas de humillación a miembros de las tripulaciones, aunque finalmente se abandonó el asunto, por la tensión evidente que había en el ambiente. Merendé chocopolo, que me parece algo muy digno de mención dado que es lo más parecido que he encontrado al que era mi helado favorito de pequeñísima (mi primer recuerdo con helado, de hecho), y que hace años que han dejado de fabricar. La clausura del evento, con bastante retraso sobre la hora prevista, supuso la victoria del Team Putis, aunque Pedro Kat tuvo unas duras palabras (entiendase "duras" dentro del ambiente lúdico-festivo imperante) hacia la competitividad y hacia las actitudes que habían empañado (ligeramente) la conclusión del evento. Una vez ya concluído, la gente se fue. Y nosotras entramos en pánico, porque no quedaba nadie que acampase, y temimos haberlo mirado mal, por suerte no fue así, y pasamos lo que quedaba de tarde y la noche con una pareja muy simpática de Murcia, y con una amiga de Spuderman y compañía, que no se quedó a dormir, pero se fue mucho más tarde. Como estábamos para dormir unas diez personas, decidimos acampar dentro la última noche, y la organización nos dejó dormir en colchonetas (aunque oficialmente estaba prohibido, como la gente había hecho lo que le había dado la gana, nos dijeron que si luego lo recogíamos no pasaba nada). Nosotros dejamos todo como lo encontramos, pero eso no fue impedimento para que la señora de la limpieza que vino por la mañana nos echase la bronca y pretendiera hacernos recoger (¡escapamos antes!). Con calma, recogimos todo, nos despedimos de Pedro Kat y de otros dos miembros del staff que quedaban por allí, volvimos en el metro (esta vez, sin incidentes de ningún tipo, ¡y con el billete correcto!), hicimos algo de tiempo en Valencia, comimos y cogimos el autobús, que también llegó muy puntual tirando a pronto (Jiménez, esto no me lo hacías cuando iba y volvía de Murcia...). Yo sufrí una odisea particular con los autobuses urbanos para volver a mi casa, creí que me derretiría por el camino, milagrosamente no fue así, llegué y me metí a la bañera.




Como bonús, incluyo como parte de Otakuart 2011 que esta mañana he recibido el Albúm Amarillo del Listo, ese que reseñé para el concurso anteriormente en este blog ;)

lunes, 27 de junio de 2011

INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL

Dirigida por Steven Spielberg () y protagonizada por Harrison Ford (Star Wars, Único testigo), Cate Blanchett (El Señor de los Anillos, Life Aquatic) y Shia LaBeouf (Transformers, Disturbia). Estrenada en 2008.


Permitanme que esta vez me salte el argumento, y vaya directamente a lo que importa. Es la cuarta parte de la archiconocida saga de Indiana Jones. De nombre. Y es que, con un par de cambios conceptuales, hubiera podido pasar por una película de aventuras normalita, y prescindiendo de los servicios de LaBeouf, podría haber llegado a ser una estupenda película de aventuras del estilo de las que no se hacen ya, tan apenas. Pero eso no era un éxito asegurado en el panorama actual, así que había que buscar algo que le diera tirón. ¿Qué? Indiana Jones. El regreso del gran arqueólogo, casi treinta años después.


Desde el primer minuto, no he podido más que ver horrorizada cómo destrozaban la esencia de una de las sagas más entrañables, que los de Historias vemos con especial cariño, con giros de guión sin pies ni cabeza, escenas para el lucimiento de un actor tanto pésimo como innecesario, eliminando además claves fundamentales. Indiana Jones lucha contra los nazis. Es parte de su encanto. Y no tiene sentido ni lógica decir que eso es porque el actor está más mayor, dado que hoy en día la caracterización o incluso el retoque digital hubieran sido viables y, en el peor de los casos, hubieran supuesto un daño menor a la saga. Tampoco era necesario crear un personaje que diera el relevo a Indy, si en la siguiente (sí, amigos, va a haber una quinta) también vamos a tener a Harrison Ford de protagonista.


Lo de escapar de una explosión nuclear en una nevera ya te dice que la película no va a regirse por ningún criterio con sentido en esta dimensión. Si eso fuera lo único, se lo perdonaría gustosa. Pero luego... desde la aparición de LaBeouf, la cosa cae en picado. Escenitas como la del combate de esgrima en los vehículos... Es que no me salen ni palabras. Y el final... ¿Alienígenas? ¿En serio? Iba a salvar una cosa, el reencuentro entre Indy y Marion, pero tal y como acaba ese asunto, a mi modo de ver, también lo estropean.


Es una amalgama de escenas inspiradas/copiadas/referenciales a otras películas, y me ha chocado mucho la relación directa que, en ese sentido, tiene con La Momia (la primera parte). Insectos carnívoros que devoran gente (en Indy hormigas rojas gigantes, en La Momia escarabajos), el descubrimiento arqueológico de un lugar perdido lleno de riquezas de museo, el personaje que juega a dos bandas, traiciona al prota, trata de robar todo lo que puede de esas riquezas, y por culpa de su ambición, termina pereciendo cuando (oh, otra coincidencia más) el lugar es destruído... ¿El género carece de originalidad, o es muy sospechoso todo esto? Viendo el precedente de las anteriores películas de Indiana Jones, me inclinaría a pensar en lo segundo. Reciclemos y mezclemos para sacar cuatro duros, mejor que ser originales...


Si no la han visto, no lo hagan, en serio, es mucho mejor vivir pensando que Indiana Jones es una trilogía.

viernes, 24 de junio de 2011

KOKUHARU


Dirigida por Tetsuya Nakashima (Beautiful Sunday, Kamikaze Girls), y protagonizada por Takako Matsu (The Hidden Blade), Yoshino Kimura (A ciegas, Sukiyaki Western Django), Yukito Nishii (Pôru danshingu bôizu), Kaoru Fujiwara (20th Century Boys), Ai Hashimoto (Abatâ); estrenada en 2010, basada en una novela de Kanae Minato, de 2008.


Yuko Moriguchi, profesora de primaria, revela en su último día de clase un sorprendente acontecimiento. Dos de sus alumnos, allí presentes, son los responsables de la muerte de su hija. No revela sus nombres, pero expone sus historias particulares, de forma que sean perfectamente reconocibles. A partir de aquí, se van construyendo las distintas circunstancias en las que se desenvuelven las vidas de los alumnos tras la impactante revelación.


La película abre con una magnífica secuencia, de media hora, en la que la profesora cuenta la historia a sus alumnos, y poco a poco se van desvelando los rostros y las motivaciones de cada uno. Después de esta secuencia, asistimos al resto de confesiones, los diferentes puntos de vista de los implicados en el suceso, mediante flashbacks, al tiempo que las diferentes historias se entrecruzan, descubriendo que todos son víctimas y verdugos por igual.


A nivel técnico es muy buena, manteniendo con bastante equilibrio la coherencia narrativa entre los flashbacks y momento presente. Utiliza una fotografía fría, casi aséptica, como metáfora de la frialdad de las reacciones, el único personaje cálido y afectivo aparece retratado de manera casi patética. Emplea la banda sonora, y el sonido en general, para establecer un juego de sentimientos con el espectador. Además, resulta muy interesante el empleo del espejo como nexo, en algunas situaciones, evidenciando visualmente que nos enfrentamos a una realidad deformada, que nuestra realidad está deformada, y es diferente a como queremos creer, más fría, más descarnada, más cruel. Mantiene un ritmo pausado, típico del cine japonés, que permite al espectador asimilar con cierta tranquilidad la dureza de lo que transmite la historia. De esta forma, los acontecimientos más impactantes no se presentan de golpe, sorprendiendo, sino que el espectador tiene plena conciencia de la dureza de los hechos, elimina el factor del susto o sobresalto como atenuante, permite, y casi obliga, al espectador a reflexionar sobre las cuestiones que va planteando. El desarrollo de la narración, además, es parte de este juego, en el que se van invirtiendo los papeles, conduciendo a cada personaje de manera que se le pierda toda la empatía que en un primer momento logra con el espectador, se producen una serie de tensiones emocionales al ir descubriendo las auténticas personalidades y circunstancias de cada uno de los personajes. Hay que destacar además las brillantes interpretaciones, especialmente las de los muchachos, que saben, de manera muy convincente, dar vida a unos personajes sometidos a unas situaciones tan extremas.


Es una película muy dura y cargada de contenido. Una crítica feroz a muchos de los problemas de la sociedad japonesa, a través de una mirada directa, atenta y profunda a muchos de los temas hacia los que habitualmente en Japón se vuelve la cara. El papel de la mujer en el mundo laboral, la problemática de compaginar maternidad y trabajo, la concepción de ambos como excluyentes, la excesiva presión y carga de responsabilidad que reciben los maestros, los prejuicios todavía mantenidos de cara al SIDA, la deshumanización de la juventud, la ley del menor, la soledad, la desesperación cuando ya no importa nada, son algunos de los temas que se abordan. Temas que normalmente la sociedad japonesa rechaza, vuelve la espalda, agravándolos con ese silencio al que lo someten. En ese sentido, puede entenderse la película como una denuncia, ya que gran parte de todos los problemas que los personajes sufren podrían haberse evitado mediante la comunicación.


El final es excepcional, estructurado con este sistema de juegos que se ha desarrollado durante toda la película, permite intuir lo sucedido casi desde el primer instante, para luego ir explicándolo con todo lujo de detalles, recreándose en el sufrimiento de la consecución de la venganza, y concluyendo con una sensación amarga, en la que la bondad o la lástima desaparecen por completo. Visualmente es excepcional, contrasta mucho con el resto de la cinta, peca quizá en ese sentido de demasiado efectista, pero recreándose en la violencia y en la brutalidad, más de la situación y del contexto que del hecho en sí.


En definitiva, una película muy buena, impactante, y también muy dura, sin embargo, amable de ver, pese a su crudeza. La conocí a través del blog del Señor Nocivo, que recomiendo encarecidamente.

lunes, 30 de mayo de 2011

EL ALBUM AMARILLO DEL LISTO.



Escrito y dibujado por Xavier Águeda (El gran libro de la cinefilia). Publicado en 2011.


Compendio de tiras cómicas (para muestra un botón, elegido empleando el modo random de la página), de temas variados, con un sentido del humor entre tontorrón, ácido, ingenioso y mordaz, con un dibujo tosco y garabatil, que mantiene el peso de los guiones, y demuestra que no hace falta un buen dibujo para triunfar haciendo un cómic.


Debo decir, en primer lugar, que es la primera (y seguramente única) reseña/crítica/comentario que hago de un libro que no he leído. Así es, no he leído el Libro Amarillo, es más, ni siquiera lo tengo. Pero, que nadie se alarme, porque sí he leído las tiras. Se publican gratuitamente aquí: http://listocomics.com/ Y es que estamos ante la edición en papel de uno de los webcómics más destacados y con más solera de la blogosfera, no en vano comenzó a publicarse allá por el 2003.


Lo primero que hay que destacar es que te ríes. No tiene grandes arcos argumentales (ni pequeñitos), son chistes autoconclusivos, en formato página, tira, o viñeta, ajustándose siempre a sus ideas y necesidades, con un sentido del humor lapidario, algo gafapastil, a veces irreverente, otras simplemente absurdo, que igual no te arrancan carcajadas hasta el llanto, pero que siempre te sacan por lo menos una sonrisa.


En torno a esto, Águeda ha construido todo un personaje, el Listo, protagonista del cómic, que ha trascendido a las redes sociales, particularmente a twitter, que emplea a medio camino entre cuenta personal, de promoción, y medio para dar rienda suelta a todo ese humor que no le cabe en las viñetas.


Poco más queda por decir... Únicamente, ladies and gentlemen, invitarles a acercarse por su web.




P.D.: Vale, reconozco que hacer esta reseña justo ahora, en un momento en el que tengo el blog en parón (y así seguirá hasta verano) es algo puramente interesado, porque tiene un sorteo en el que ya participé vía twitter, pero me hacía ilusión participar también en la categoría grande... Prometo que me enmendaré, y que cuando tenga tiempo le reseñaré El Gran Libro de la Cinefilia (ese si lo tengo, garabateado y todo) como Dios manda.